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Bienvenidos a Noticias de Tolox

Queremos daros la bienvenida a este espacio que nace de la necesidad cada vez más acuciante de estar conectados, de compartir el conocimiento, de saber... Por estos motivos hemos pensado que las nuevas tecnologías pueden ayudarnos a superar todos estos desafíos. El blog Noticias de Tolox pretende ser un espacio para todos y todas, donde cada uno pueda aportar lo que sepa. Tenemos muchos conocimientos sobre nuestro pueblo que no queremos perder, muchas ideas que deseamos expresar y nuevas generaciones a las que transmitir todo este legado cultural.
El entendimiento que hay que tener para publicar una entrada en Noticias de Tolox es mínimo, aunque será necesario una pequeña destreza en el uso de las nuevas tecnologías el principal reto es tener algo que contar. Y estamos seguros que muchos de vosotros/as tenéis muchas cosas que decir. Al fin de cuenta el saber no es de nadie, es de Todos/as. Y el conocimiento genera más conocimiento.

Pregón Semana Santa de Tolox 2023

Hace tiempo, una mujer en el pueblo, Paquita la madre de Merche, me enseñó que antes de emprender cualquier cosa difícil me encomendase a la virgen, así que: “MADRE MÍA, PRIMERO TUS MANOS, Y DESPUÉS LAS MÍAS”.

      … “Y a tí misma, una espada te atravesará el alma”.

En el evangelio de San Lucas, el anciano Simeón le profetizó a la Santísima Virgen lo que habría de  pasar.

     A mis padres José y Francisca, por sembrar esa semilla y ser maestros en mi vida.

     A mi hermana por su fidelidad, entrega y paciencia infinita.

     A tí, que aunque lejos siempre estás.

     Y a Ella, a Ella siempre.

Tú eres la estrella en mi noche oscura.

Salud de mi corazón enfermo.

Refugio de mi humana perdición.

Consuelo de mi terrena desventura.

Auxilio celestial de mi locura.

Reina intercesora del perdón.

La madre acogedora de mi aflicción.

La virgen Mediadora ante Dios.

SALVE abogada nuestra,

Templo de la divina gracia.

Sagrario primero de Jesús.

Asunta al cielo en venturoso día.

Coronada de eterna majestad,

eres el faro que hacia el Sol me guía.

     Buenas tardes  

     Reverendo Sr. Cura Párroco y director espiritual nuestro.

     Excelentísimos Señores Tenientes de Alcalde de la Villa de Tolox.

   Ex hermanos mayores de la Hermandad del Santísimo, San Roque y Virgen de los Dolores.

     Hermanos y hermanas en la Fe en Cristo.

     

En primer lugar, agradecer las palabras de mi predecesor en la muy noble tarea de pregonar lo que está por suceder. Que aunque sabida es la historia, nunca es igual. 

Gracias.


     Con este acto, se levanta el telón de la que será nuestra Semana Mayor.

     


     A finales de Octubre del año 2002, éste que les habla después de estar el verano trabajando en la cafetería del Hotel del Balneario, se incorporó a la Junta de Gobierno de la hermandad. Aquella Junta de la que por desgracia hoy faltan dos personas, empezó con muchas ganas de hacer cosas. 

     Primero y antes de mi incorporación se aventuraron en la adquisición de la imagen del Santísimo Cristo Resucitado, de los talleres gerundenses de Olot. Dado que aquello resultó al año siguiente se embarcaron en la compra de la imagen de la Borriquita, representando el misterio de la Triunfal entrada de Jesús en Jerusalén. Con más corazón que cabeza y dado el estado de deterioro, se mandaron a restaurar la sagradas imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de la Virgen de los Dolores. Este año el actual grupo lo ha vuelto ha hacer, tras observar algunas grietas en el cuello del señor que eran preocupantes y por mediación de nuestro párroco nos pusimos en contacto con Juan Antonio  Aguilar, que primero intervino sobre El Señor y en noviembre la llevamos a Ella.   

     La primera Junta se honraba en presidirla D. Pedro Elena Canca. Mi primo  Pedro. Confieso que todavía hoy cuando estoy delante de la Señora vistiéndola busco tu mirada cómplice asintiendo entre los arcos de esta casa.

     La primera vez que éste que os habla se puso delante de Nuestra Señora fue cuando volvió de aquella primera restauración. Hace de eso 20 años ya.

     El primer recuerdo que en mi memoria guardo de nuestra Semana Grande, no es del pueblo. Debía ser Miércoles Santo, porque del trono de la Archicofradía de la Sangre, lo que recuerda este pregonero, es el caballo con el romano Longinos encima. Si esa mole andando hoy me sigue impresionando, imagínense a un crio de cuatro o cinco años. Recuerdo como nos contaban a los dos, a mi hermana y a mí, como un policía nacional, paisano de nuestro pueblo, les dijo a mis padres que esperasen los cortejos en aquella esquina, que desde ahí, lo veríamos todo.

     Por circunstancias nos tuvimos que trasladar al pueblo y con nueve o diez años recuerdo ya nuestras imágenes en los antiguos tronos de madera, con sus arbotantes dorados subiendo y coronados con la tulipas de cristal color caramelo.

     Debía ser Jueves Santo, el cortejo lo conformaban Nuestro Padre Jesús Nazareno, el Santísimo Cristo Crucificado y Nuestra Virgen, vestida con un vestido de novia de encajes (que todavía se conserva) y un manto de raso en color azul verdoso. Largas filas de hombres iban delante acompañando los cortejos. Sería por 1983 o 1984 cuando me llevó mi padre de la mano en la procesión con una vela. La última vez que acompañé a mis titulares con vela fue en 2014 y llevaba también a mi padre detrás.

     El Viernes Santo procesionaban otros tres tronos, el Santo Entierro, la Santísima Cruz y nuestra Virgen de los Dolores. El Santo Entierro lo recuerdo en un monte de lentisco o de romero y con algunos claveles haciéndole dibujos, cruces y roleos. Esa idea nos gustaría retomarla al grupo actual, y posiblemente, más pronto que tarde y después de que vuelva la imagen del Santo Entierro restaurada, volvamos a verlo así. Lo que verdaderamente era un misterio y lo sigue siendo, es cómo le puede cambiar la cara a la virgen de por la tarde, a por la noche.

     


    A las doce se arremolinaban en la puerta de la iglesia los chiquillos esperando poder coger una horquilla para la Soledad, o una vela para alumbrarla, aunque en verdad lo que hacíamos era jugar con la cera encendida.

     Creo recordar que tanto los tronos del Nazareno, como el del Santo Entierro, eran portados por los jóvenes del pueblo, el del Crucificado y la Santa Cruz por muchachas, y el de la Virgen, por hombres adultos.

     Los tronos de madera se apolillaron y la hermandad de entonces se vio en la obligación de adquirir los que actualmente tenemos, y así pasamos de los varales de madera a los de aluminio. Poco a poco se fueron adquiriendo más enseres, que si unos faroles para el trono del Señor, o el estandarte de la Virgen, o un juego de potencias para el Nazareno. Luego con los años vinieron otros, como la Cruz de Guía y los faroles que la acompañan, una corona imperial para la Virgen o lo último que estrenaremos este año, como son, un nuevo juego de potencias para el Señor y la candelería entera para el trono.

     Amanece la mañana radiante de un Domingo, pero no de un Domingo cualquiera. Un revuelo de  niños y niñas vestidos de punta en blanco hay en la puerta de la iglesia. Todos estrenando algo, porque de todos es sabido que quien no estrena el Domingo de Ramos se le caen las manos. Esperan en la puerta con las palmas rizadas y la rama de olivo a que salga el Rey de Reyes y los bendiga. Esta procesión es alegre y bulliciosa. Las filas de hebreos que preceden al Señor es muy pintoresca. El paso por la calle Ancha con la plata del trono reluciendo al sol y el olor a azahar de los naranjos es un deleite para los sentidos. Pero el Señor en su serena majestad tiene en los ojos un hilo de tristeza, porque sabe que los que ahora le gritan HOSANNA más adelante le gritarán CRUCIFÍCALO. En el frontal del trono también la flores presagian lo que va a suceder. Por entre los claveles rojos sobresalen unos cardos.

     La siguiente cita importante nos lleva a la tarde del Jueves Santo. Después de celebrar los oficios y recordar la última cena de Nuestro Señor, saldrá a las calles de su pueblo la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y detrás Maria Santísima. Me gusta el paso de los tronos cuando caída ya la noche pasan por la Plaza de la Constitución con la primera  luna llena de la primavera, la luna de Nisán está brillando al fondo.

     Esa noche hay velá al monumento, las campanas dejaron de repicar ayer por la tarde. Todo es silencio y recogimiento.

     Por la mañana temprano y antes de que el sol apriete subiremos a la cruz del Padre Ventura rezando las 14 estaciones del Vía Crucis.

      Por la tarde en los oficios adoraremos a la cruz donde te entregaste por amor a nosotros.

     Una nube de incienso purificador anuncia tu paso. No se escucha un alma cuando el cortejo atraviesa García Rey o la Plaza Alta. Una calle de luz precede solemnemente al Santo Entierro. El pregonero recuerda con añoranza las largas filas de hermanos de vela que en su niñez lo alumbraban. Y detrás Ella.

     Al filo de la media noche, un río de gente se arremolina alrededor de la puerta de la iglesia esperando a que, como marca la tradición, se abran las puertas puntualmente a las 12 de la noche y eche a andar el cortejo de la virgen de la Soledad.

     No hay dolor como el tuyo. No hay pena tan grande ni pañuelo que sea capaz de secar esas lágrimas. Ahora no vas detrás de nadie. El hijo que alumbraste en los gozos de Belén, yace inerte en la losa fría del sepulcro. Largas filas de mujeres del pueblo te arropan y acompañan rezando el santo rosario. Todo es oscuridad y parece que nada tiene sentido.

     Pero no es así.

     La Vigilia Pascual es la celebración más importante de todas, en la que todo lo anterior cobra sentido. Después del rito del Lucernario, el Pregón Pascual y las lecturas del génesis, el Éxodo…, cantaremos el Gloria y se hará de nuevo la luz. Las campanas volverán a repicar. Sí hermanos, HA RESUCITADO.

     Ya por la mañana estaremos impacientes con nuestras túnicas blancas puestas y el cíngulo ceñido a la cintura, prestos a proclamar que has vencido a la muerte y procesionaremos por las calles con tu imagen. Es de destacar el encuentro en la plaza entre el Señor Resucitado y la virgen María en su advocación de Inmaculada Concepción portada por los más jóvenes del pueblo.

     Salgamos a nuestras calles y plazas, acompañando a nuestros Sagrados titulares, llevando una palma, una vela, un bastón, una corneta, un tambor, un clarinete o un oboe, o de promesa detrás. Reconociéndonos como discípulos tuyos. Como monaguillos con el incienso, o como nazareno, llevando la Cruz Guía o el estandarte.

     Déjanos ser el Cirineo que te ayude a cargar con la Cruz de nuestros pecados.

     Ahora que tengo el poder de la palabra, quiero confesarles que me siento afortunado. Afortunado porque me has puesto por delante a un grupo de personas formidable. Personas de diferentes generaciones, de diferentes edades, que de otro modo y aún siendo del pueblo no habría podido conocer. 

     De la primera junta además de mis primos Pedro y María (gracias maestra), me quedo con María Victoria (Mavi), aquel cartero real fue memorable, con Carmina cuando llegamos al pueblo con la primera corona teniendo solo una parte del dinero para pagarla, cómo sabia Cristóbal Martos que la corona se quedaba en el pueblo. Con Ana, Antonio o Paqui.

     De la segunda con Manolo, hombre formal donde los haya, Juana, Merche, Alberto y Juan.

     De la actual. De la actual ¿qué dedo de la mano me corto que no me duela? Vamos a empezar con ellos: Pepe, Eduardo y Alberto. GRACIAS. Gracias con mayúsculas, porque cada vez vamos a por el más difícil todavía y sois capaces de seguirme el ritmo. Ellas Lucía, Maria José, Carmen y Loly. Por cierto felicidades a todas las Dolores, Lolas y Lolis. Gracias también porque me aguantáis. Que no es fácil.

     Capítulo aparte merece el niño, “El Heredero” David Merchán. Es una persona muy responsable y trabajadora. Con una capacidad de congregar gente alrededor suya increíble. Savia nueva. Trabajar a tu lado es muy fácil y aunque no te lo creas, aprendo yo más de ti, que tú de mi.

      También no quiero que se me olvide agradecer a los capataces por su ayuda y cómo no a todos y todas los que anónimamente y año tras año, se prestan para ser por una horas los pies del Señor y de María Santísima.

     Tampoco quiero dejar de agradecer la labor que realizan ese grupo de mujeres, que desinteresadamente, al igual que nosotros, colaboran con la parroquia en el montaje del monumento, así como a Cáritas parroquial y al grupo de catequistas.

     Me pidieron que escribiera el pregón y lo escribí. Me pidieron que pregonara Semana Santa y Pregonada está.   

     Felicidades Madre Mía. 

     He dicho.

Sueños blancos

Una campana herida suena, 
sin latidos. 
En un campanario a lo lejos, 
monótono es su latido, 
como un lamento, 
lento, como el olvido. 

Campanas tañen a difuntos, 
estremece al aire su eco, 
lánguido y distante tañido 
entre los tejados se esconde. 



Otoño de rostro perplejo, 
invocando a los muertos viene. 
Toques en el aire estremecido 
con voces rotas responde, 
llamando a rostros marchitos. 

Día vestido de palidez, 
con la piel pálida de los ausentes, 
murmuran de fondo los velos, 
las mantillas lloran de luto 
sobre el blanco cementerio. 

Mudos y altivos cipreses, 
tras la pared de cal mortecina. 
Vigilan y callan al ruido, 
custodian los sueños que moran. 
Nada perturbe al silencio dormido, 
ningún trino, nada de suspiros leves. 

La sorda tapia que limita dos mundos, 
vidas silenciadas separan, 
de otras que laten, ríen y lloran. 

Misteriosa paz abandonada, 
silencio duro, gris y frio 
entre soledades blancas. 
Nombres y fechas en lápidas escritas 
cubiertas de polvo y olvido, 
en la sombría sombra hablan: 
De la vida, la juventud y la ciega 
justicia de la muerte. 


Entre dos fechas una vida cabe, 
musitando las penas del mundo, 
en sus ojos, los llantos sin agua. 

Mentira es la vida, mentira es la muerte, 
sin velos, sin escondite, el amor descansa, 
en un silencio herido, ni muerta 
y amordazada la esperanza. 

Fueron frágiles manantiales primero, 
arroyos que de gozo salpican, 
Un rio: el agua y la vida juntas, 
como un torrente, el tiempo luego. 
Ambas, entre piedras discurren, 
las dos por el rio se escapan, 
de prisa, como agua entre los dedos. 

La muerte inesperada siempre, 
sin adioses, sin abrazos, 
sin más tiempo, de repente. 
La vida quitando vida acaba, 
derramándose por sus heridas, 
yéndose por los labios, como un beso. 

Ausencia definitiva, enterrada, 
vidas truncadas al andar, 
sin edad para ser feliz, 
desarmada juventud e indolente, 
que apuesta su suerte y confía, 
en la trampa que le brinda la muerte. 
Enterrada está la vejez al llegar, 
sin horizonte su camino acaba, 
todos perdonados al fin, 
en el pecado cometido por vivir. 


Sin latidos sus historias yacen, 
de piedad y modestias fueron. 
Penas y glorias sepultadas, 
sin dueño, los sueños blancos 
luz y cenizas, separadas. 

Efímeras vidas breves, 
relatos viejos dormidos, 
quedarán sus recuerdos anclados 
en la lucha estéril contra el olvido. 
Sueños blancos de viajes..., 
que el tiempo borrará compasivo. 

Olor fresco a flores diciendo: 
“no me olvides...” 
Deseos congelados en marcos de plata, 
fija la foto que al nombre acompaña, 
sonrisa en el rostro dibujada 
como si recordar complaciera…, a la mirada. 

Flores para recordar, 
atormentada conciencia. 
Limpias tumbas adornadas, 
recordando vivencias. 
Reluce el sol y la lápida brilla, 
pulidos recuerdos nítidos. 
Mantener limpia sus memorias, 
como si nunca se hubieran ido. 

Mereció la pena la vida 
murmuran almas en reposo. 
Si la muerte heredamos al nacer, 
Nunca estaremos tan solos 
si alguien nos recuerda después. 

Pasarán los inviernos grises 
por la clara primavera. 
Pasa el tiempo sin ellos 
y el olvido lento avanza 
en su pasado remoto. 
Cementerios de almas yertas, 
memoria que a los vivos atenazan, 
queriendo retener vidas muertas. 

Día de difuntos, 
ilusionado encuentro.
Buscando adioses, 
para despedirse de nuevo 
plácidas serán las despedidas 
y la necesidad del consuelo. 

Difuntos y ausentes, 
dolorosos recuerdos…, 
vestir con flores los sentimientos.
Temblorosas manos el ramo sujeta 
y en reclinada postura deposita. 

¡Hablad con ellos! 
Aunque estén dormidos 
sus sueños blancos eternos, 
en silencio breve, sereno. 
La trémula boca hable 
palabras que no se dijeron, 
besos que llegaron tarde. 

Un silencioso adiós definitivo, 
o un resignado “hasta luego”- 
Dejad que duerma la dicha, 
dejad callado al pensamiento, 
dejarlos ir..., porque ya se fueron.

Por Cristóbal Cotos

Fuensanta y la casa de la ventana enrejada

Pequeños relatos de Tolox, por Juan Guerra Montes 
Del libro inédito “La memoria de las almas”

Situada en el centro del pueblo y muy cerca de la iglesia, hubo casa con ventana enrejada, un ventanuco en la primera planta y una gran puerta de madera que cabalgaba sobre un escalón de piedra pulida por el paso de sus habitantes –animales y personas–, aquella casa llegó a cobijar una familia de hasta 11 miembros, el matrimonio de José y Ana, sus ocho hijos y la enjuta tía María. 


Era una familia de campesinos a la que le tocó vivir una guerra civil de tres años –que se hicieron eternos– y dejaron muchas historias que entraron y salieron por los poros de sus ventanas y la puerta a la calle. 

Ahora esas historias se convierte en memoria, aunque de hecho toda historia es memoria escrita u oral, cuando no se nos oculta o se modela según los intereses de los vencedores de una guerra. 

En estos relatos no hay vencedores ni vencidos, sólo gente que sufrió –no sólo durante tres años–, el dolor alcanzó, junto con el hambre, la represión –producto de venganzas– y la miseria, hasta muchas décadas después.

Fuensanta


Algunas semanas después del incidente de Frasquito (historia que ya vimos hace algunas semanas), los “que tenían que llegar” llegaron. El ejército franquista tomó el pueblo, formaban parte de el las llamadas “tropas moras”, voluntarios marroquíes que lucharon en el ejército de Franco. 

Aquellos rifeños eran tipo rudos, apenas hablaban español, vestían levitas y llevaban turbantes exageradamente grandes, para los niños del pueblo no eran precisamente un atractivo, más bien al contrario les provocaban mucho miedo aquellas personas de raza y con vestimentas que no habían visto nunca. 

En la casa de José, una de sus hijas se encontraba una mañana en el primer piso de la casa, sentada en una silla y comiendo almendras que partía con una piedra sobre el poyete del ventanuco. 

La entretenida Fuensanta veía pasar bajo la ventana a los grupos de militares y exóticos moros, mientras daba cuenta de una buena cantidad de almendras. Las cáscaras de los frutos los fue acumulando sobre el poyete hasta que el montón, ya respetable, llegó a ser suficiente como para arrojarlas a la basura. 

Pero la basura quedaba lejos, tenía que bajar la escalera, atravesar el salón y llegar al patio, largo trayecto. Lo que cualquier niño habría hecho lo hizo Fuensanta, ….. ¡las cáscaras a la calle desde la ventana y todas a la vez! 

Comienzo de la “tragedia”


En su descenso a la calle las cáscaras fueron interceptadas por la cabeza de un moro y casi llenan el hueco del turbante. El militar norteafricano se tomó aquello como una agresión, ni siquiera llegó a pensar que el agresor era una niña sin malicia. 

Localizó el ventanuco desde donde le llegó “el bombardeo”, y a patadas abrió la puerta de la casa. 

José y Ana salieron completamente asustados, intentando comprender que ocurría. La escena es para imaginar, el moro gritando y balbuceando en español, intentando hacerse entender más por gestos que por palabras y al matrimonio absolutamente perplejo con la situación. 

A los pocos minutos pudieron comprender lo que había pasado, subieron con el moro al primer piso, pero allí ya no había nadie, sólo la piedra y restos de las cáscaras de almendras. 

Buscaron por toda la habitación hasta que, debajo de una cama, apareció Fuensanta. Absolutamente presa del pánico no dejaba de llorar, por fin el militar comprendió lo que había pasado. 

Costó más tranquilizar a la niña que contentar al moro, que fue agasajado por el matrimonio y al rato abandonó la casa con una sonrisa y enseñando su incompleta dentadura, que por años la niña llevó grabada como la imagen final de una historia de terror.

La otra epidemia en Tolox

(Artículo realizado por Miguel Gallardo Elena).

No es la primera vez que la graciosa y nunca bien ponderada VILLA de TOLOX es asolada por males y epidemias. De hecho, desde pequeños nos cuentan solícitas y queridas madres que fue nuestro venerado y bendito SAN ROQUE quien con su divina intercesión nos libró de la peste hace 400 años.

De hecho, el Concejo de la Villa se reunió (según informaciones que he podido recabar) en un lejano 4 de Junio de 1637 para tratar un tema “extremadamente grave”. Para intentar que Tolox no fuese contagiada del terrible “mal de la peste” que se había originado en Málaga y su comarca en la primavera anterior, acabando de manera silenciosa y terrible con la vida de 14.000 malagueños.

Como ha ocurrido en esta PANDEMIA que venimos sufriendo, en esa lejana fecha también se decretó blindar la población a la llegada de gente de otros lugares si no justificaban mediante documento o prueba fehaciente, que la zona de donde venían estaba libre de la enfermedad. 
Se tapiaron y pusieron bardos de ramas y plantas espinosas en las portezuelas y accesos a la villa (Calvario, Camino del Portillejo (entrada de El Burgo y Yunquera), la actual calle Alozaina, zona del Mazacote y demás arrabales de la villa. Únicamente se podía acceder al pueblo por la PUERTA PRINCIPAL de la VILLA, donde perduraban dos antiguas torres circulares herederas de la solidez y distinción de nuestro antiguo castillo- fortaleza de la época musulmana Hisn Tulus. Aunque en un estado de abandono evidente eran custodiadas por guardias armados (hoy se utiliza ese acceso para la salida de vehículos de la población) al igual que los principales caminos. Además se prohibió que los vecinos tuvieran contacto con los trabajadores de otras poblaciones que trabajasen en los cortijos o campos dentro del término. 

Quien se negara a colaborar se enfrentaba a multas de hasta 3 reales, algo que se podría equiparar a la actual sanción por saltarse las normas establecidas por el gobierno.

Como es natural en aquel entonces no se conocía ningún producto desinfectante, ni ninguna medida sanitaria de protección pero se obligó a toda la población a fregar sus puertas y ventanas antes del amanecer con agua mezclada con vinagre, así como su tramo de calle. También se obligaba a los vecinos a arrojar su inmundicia a los arrabales (fuera de las murallas) y a no guardar ninguna basura ni en las casas, ni en las calles. Limpiando cuadras y enseres de forma obligatoria y diligente. 

Esta epidemia del siglo XVII, amén de otras que pasaron por Tolox dan fe de la constante e incansable lucha de nuestros antepasados por seguir adelante, por seguir viviendo, por continuar en pos de un ilusionante futuro pese a PANDEMIAS, INVASIONES, GUERRAS Y HAMBRUNAS.

Debemos siempre con cautela y utilizando todos los medios de prevención a nuestro alcance, ir aprendiendo a convivir con esta enfermedad hasta que la comunidad científica pueda construir la tan ansiada vuelta a la normalidad, creando una vacuna eficaz que elimine esta realidad oscura que nos atenaza desde marzo y que ha puesto contra las cuerdas a un mundo demasiado confiado en vanas promesas de invulnerabilidad. Acostumbrado al egoísmo, al amor al dinero fácil, a la vida regalada y a utilizar el planeta como si fuese una papelera.

Esta realidad nos ha enseñado que somos de naturaleza frágil y que las cosas pequeñas son a veces las más importantes, que los sentimientos hay que cultivarlos y disfrutarlos, que el corazón y la razón son importantes en su justa medida, que todas las personas son importantes, que no se debe prescindir de los frágiles y de los ancianos porque todos tenemos fecha de caducidad y porque nos dieron lo que hoy disfrutamos, y porque sin ellos, sin duda, no seriamos nada.

Esta PANDEMIA (si tiene algo bueno) nos ha hecho reflexionar sobre muchas cosas que teníamos abandonadas en el armario de la desidia y ha desnudado la verdadera condición de muchas personas. Unas envueltas en la prepotencia, la violencia o en una oscuridad que antes se escondía tras la máscara de la hipocresía, mientras que otras han sacado lo mejor de sí mismas haciendo de SOLIDARIDAD, COMPROMISO, COLABORACIÓN y AYUDA a las personas que tienen a su alrededor orgullo y bandera de sus anhelos, dando auténticos y loables ejemplos de su calidad humana. ALLÁ CADA UNO CON SU CONCIENCIA. ESPERO QUE HAYAMOS APRENDIDO LA LECCIÓN que como en tantas ocasiones nos da la vida.